En busca del camionero en Polonia

De Bialystok a Wroclaw, de Cracovia a Gdansk, Polonia se ha caracterizado históricamente por ser un país en el que el sector del transporte y la logística ha sido componente importante de la economía nacional.  De acuerdo a un estudio reciente de la CNN, Polonia se posiciona en el sexto puesto del ranking de los estados “más trabajadores” a nivel mundial, y sus resultados están entre los mejores en el ámbito europeo, a pesar de la crisis económica y la situación de dificultad que ha atravesado recientemente.

Polonia siempre ha tenido un rol como país de paso, especialmente, si consideramos su posición estratégica entre Alemania y Rusia, de forma que ha sido siempre un nexo de unión entre el viejo bloque oriental y el bloque occidental. Considerando este aspecto, no tenemos que sorprendernos de los importantes números que encontramos cuando miramos a este mercado: hay 160.000 empresas de transporte y los números están creciendo constantemente a nivel nacional, tanto por matriculaciones como por el registro de nuevas empresas. De todas formas, los datos no evidencian el problema de fondo que caracteriza el sector del transporte en Polonia: la falta de conductores.

Este tema fue uno de los principales temas de discusión durante una de las principales citas para el transporte polaco: el Motor Show Truck de Poznan del pasado 7 de abril. El transporte a nivel nacional no es un problema en Polonia: la disponibilidad de chóferes es tal que siempre se podrá contratar a un conductor a nivel nacional. El problema real aparece la hora de hablar sobre las rutas internacionales porque implica un período más largo de permanencia en el extranjero que se puede alargar hasta las tres semanas y, en este sentido, los camioneros necesitan dormir y hacer vida en el camión. Por esta razón, los profesionales del transporte polacos han preferido emigrar a otros estados buscando un trabajo más estable y mejor pagado o trabajar para empresas que tengan su sede en el extranjero.

Las empresas polacas tratan de poner freno a esta situación contratando a camioneros ucranianos o bielorrusos, pero según un reportaje reciente de Pricewaterhouse Coopers, en Polonia existe un déficit de 120.000 de camioneros. Esto no significa que haya 120.000 camiones parados, pero sí que existe una dificultad real para encontrar chóferes cuando los necesitas. Cuando un camionero enferma, por ejemplo, la empresa encuentra muy difícil sustituirlo. Para las empresas de transporte, un correcto balance de la disponibilidad de camioneros por vehículos es de 1.8, un dato que no representa la situación actual polaca.

Lo que hemos entendido de las últimas informaciones hace pensar que en Polonia no hay bastantes camioneros, pero la verdad es que ellos representan uno de los grupos profesionales más importantes con 650.000 personas que tienen todas las revisiones sanitarias y todos los permisos necesarios para conducir un camión y ejercer libremente la profesión. Pero, realmente, el foco de la cuestión está en que, para muchos camioneros, las condiciones actuales de la profesión no son particularmente atractivas. Se trata más de una cuestión que conlleva los altos costes que hay que soportar para entrar en el mercado del trabajo del transporte y que, además, es una profesión que implica pasar mucho tiempo en ruta, lejos de casa y de la familia, sin garantizar la remuneración de tiempos pasados.

Esta tendencia evidencia un cambio en la actitud del chófer polaco: prefiere no hacer largas rutas internacionales como hacía tiempo atrás y, consciente de que tiene una posición de ventaja respecto a las empresas de su país que precisan de conductores, opta por efectuar viajes más cortos y breves dentro de los territorios nacionales de otros países, pudiendo percibir salarios mejores y más competitivos o, incluso, en Polonia (bajo el amparo de empresas extranjeras). Para solucionar el problema, el estado colabora reduciendo los costes de acceso al mercado de trabajo del transporte. Lo hace a través de su INEM que financia una parte importante del curso que certifica a un individuo como conductor profesional, por una cantidad cercana a los 1000 euros.