El coronavirus parece imparable. El virus con origen en China no solo está teniendo un fuerte impacto en la vida de las personas, sino que también amenaza al sector del transporte en todo el mundo, habiéndose producido ya varias prohibiciones y cierres de fronteras.
Una de las más importantes es la de Italia, donde desde este 10 de marzo se restringe la movilidad en todo el país. Desde su propagación en Europa desde febrero de 2020, muchas cosas han cambiado, y seguirán haciéndolo en el futuro. También fuera de las fronteras europeas, donde la situación sigue siendo grave en algunos países de Asia y Oriente Medio, creando problemas en el transporte intercontinental.
En cualquier caso, China está comenzando a reabrir nuevamente sus fábricas. El optimismo va en aumento si tenemos en cuenta que, en las fábricas de productos electrónicos, la mayor exportación del país, la tasa de reanudación es del 90% en Zhejiang (desde el 20 de febrero), más del 60% para Jiangsu (desde el 16 de febrero) y alrededor del 50% en Guangdong (desde el 19 de febrero), tal y como apuntan desde Ganyi Zhang. Son números esperanzadores, pero aún queda un largo camino por recorrer hasta que toda la industria recupere su capacidad total.
China es uno de los mayores proveedores a nivel mundial y muchas empresas de transporte en Europa transportan productos con la etiqueta «Made in China». Teniendo en cuenta las prohibiciones y cierres de fronteras que afectan al gigante asiático, la exportación se vuelve más complicada en ambas direcciones. Como resultado, un número significativo de contenedores llenos de mercancía producida en China, están inmovilizados debido al Brote de COVID-19.
Si unimos el hecho de que debido al brote el número de bienes importados es limitado, junto al recorte de rutas de transporte que se está produciendo por parte de las empresas, podríamos estar asistiendo a algunos grandes cambios a nivel comercial. Como estima el experto Jerome de Ricqles, en un futuro cercano (incluso para finales de marzo), la incapacidad para cubrir la demanda dará como resultado un aumento drástico de las tarifas y los costos generales. Inevitablemente, esto tendrá un impacto directo en los precios finales de los bienes.
La Asociación Europea de Transitarios Clecat y la Cámara Polaca de Envíos y Logística (PISIL) han elevado sus advertencias sobre lo limitado de las cargas de exportación y los retrasos en las operaciones portuarias debido a la falta de operadores de transbordo y almacenistas. Los países del Este también están comenzando a notar más la intensificación de las limitaciones en el transporte.
Por estos motivos, aunque sin caer en la alarma, las autoridades europeas están tomándose muy en serio la amenaza que supone el coronavirus para el continente, asumiendo desde el principio de la crisis medidas contundentes para tratar de frenar la expansión del COVID-19 dentro de las fronteras comunitarias.
Unas medidas que ya están afectando de manera directa al transporte de mercancías por carretera, especialmente en los lugares donde más casos se han registrado como es Italia o la frontera con los países asiáticos. Precisamente en el país transalpino se han tomado, hasta el momento, las decisiones más restrictivas para tratar de controlar la epidemia.
Tras varias medidas de contención, el Gobierno italiano ha dado un paso más y ha decidido “aislar” el conjunto del territorio hasta, al menos, el próximo 3 de abril. De este modo, se ha vetado “cualquier desplazamiento” de entrada y salida del país salvo “exigencias laborales improrrogables o situaciones de emergencia”. Hasta el momento, cuando “solo” estaba restringido el acceso al norte de Italia, una de esas exigencias laborales era, según aclaró el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación de España, la que incluye al transporte de mercancía por carretera. Así, “los trabajadores transfronterizos podrán entrar y salir” para realizar sus trabajos y regresar a sus países de origen a menos que las personas que realizan los desplazamientos estén sujetas a cuarentena o hayan dado positivo en el virus.
Queda por ver si con las nuevas medidas queda anulada esa posibilidad, lo que complicaría aún más el panorama. Aún no se ha llegado al peor escenario, el de dejar sin efecto el Acuerdo Schengen cerrando sus fronteras para establecer controles médicos en los puntos de acceso. Si bien actualmente parece alejado, así como el de que la situación en Italia se extienda a otros países de su entorno, la situación cambia cada día y no puede descartarse ninguna posibilidad.
Italia es, como decimos, el país más afectado de la Unión Europea, pero ya son cientos los casos registrados en todos los países del entorno. En España ya se ha superado los mil casos confirmados, aplicándose medidas de contención en Madrid y País Vasco. De momento no afectan de manera directa a la movilidad, si bien hay que permanecer atentos porque en caso de descontrolarse la situación no es descartable.
Fuera de los límites comunitarios, preocupa especialmente el caso de Irán, donde se registra el número de muertos más alto después de China. De hecho, todas las naciones de su entorno han cerrado las fronteras con el país asiático y según informan desde la Confederación Española de Transporte de Mercancía (CETM), se ha recibido información de que los vehículos de mercancías y pasajeros procedentes de Irán no están siendo admitidos por las autoridades aduaneras turcas.
El frenazo que todas estas medidas están suponiendo es innegable a todos los niveles. De hecho, y centrándonos únicamente en el transporte de mercancías por carretera, no solodebemos atender a los costes directos que suponen estas restricciones, sino que también hay que tener en consideración todos los indirectos, empezando por el desabastecimiento desde los puntos de origen, que implica necesariamente una necesidad menor de cargas, hasta las pérdidas económicas que puedan suponer estas adversidades a las empresas de transporte, pudiendo verse en la obligación de acometer recortes en sus presupuestos.
Teniendo en cuenta que es casi un hecho que el número de casos no dejará de crecer, cobra más importancia si cabe la necesidad de informar de manera adecuada sobre la evolución del coronavirus, sin caer en el sensacionalismo y evitando tomar decisiones que puedan ser irreversibles para determinados sectores.
La prevención es, en definitiva, la clave, y la alternativa favorita que muchos países usan para tratar esta epidemia. Pero el comercio nunca se detendrá por completo y, como sucede en la mayoría de estos casos, dentro de un par de meses, el coronavirus solo será un recuerdo amargo para todos nosotros.