Los retos del transporte para los próximos años

El sector del transporte de mercancías por carretera, tras años de recesión económica, parece haber cogido velocidad de crucero. A todas luces, existe una recuperación de la actividad que también hemos experimentado en la Bolsa de Cargas de Wtransnet, donde durante el 2017 se ofertó un total de 3.816.009 cargas únicas en España, hecho que significó un incremento de la actividad del 40% respecto al 2016.

Sin embargo, a pesar de la recuperación de la actividad, que paradójicamente ha venido acompañada de un aumento de la morosidad, el transporte de mercancías por carretera tiene ahora que enfrentarse a grandes retos.

La escasa cohesión legislativa en Europa, el quebradero de cabeza que le supone a los flotistas cumplir con las exigencias de documentación por parte de sus clientes, la falta de conductores profesionales y, más recientemente, la liberalización del acceso a la profesión, ponen la guinda a un escenario que se presenta cuanto menos complicado.

Sea como sea, de todos los retos que tenemos encima de la mesa hay uno que obligará a cambiar el modo en que cargadores, operadores logísticos y transportistas se relacionan. Hablamos de la modificación del código penal sobre la responsabilidad de las sociedades y personas jurídicas (Compliance) la cual ha aflorado una creciente sensibilización de las empresas por ejercer un mayor control sobre sus proveedores en materia de documentación.

Un escenario que, pese a afectar a otros sectores, trasladado al transporte se complica  ante la dificultad de homologar un alto número de colaboradores y la falta de estandarización de requerimientos por parte de la industria.

Muchas veces, la convivencia entre operadores logísticos, cargadores y transportistas dificulta la inmediatez en los procesos cuando se cruzan protocolos de seguridad estrictos, multiplicidad de plataformas y documentación.

 

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La situación se agrava cuando nos encontramos con el mercado spot, donde la flexibilidad es imprescindible. Las empresas que han hecho el paso de homologar su flota y la de sus proveedores habituales, se encuentran que, ante colaboraciones esporádicas, tienen que aflojar las exigencias para dar una respuesta ágil a su cliente.

En los últimos años, las grandes empresas logísticas han invertido millones de euros en construir plataformas a medida para tal efecto, haciendo de la excelencia de sus sistemas un arma de diferenciación ante la competencia.

Pero una vez inmersos en este proceso, nos encontramos con una problemática que todos reconocen como propia: la falta de tiempo y recursos para mantener al día la homologación. Que cada cliente, además, les pida una documentación distinta no ayuda a mantenerla al día; más aún cuando muchos documentos tienen plazos de vencimientos muy cortos.

Hay tener en cuenta que, para que todos los engranajes funcionen, justo al otro extremo de la cadena tiene que haber un transportista proactivo dispuesto a enviar la documentación y a mantenerla actualizada. Una rara avis con la que no siempre tenemos la suerte de topar.

Tanto si nos ponemos del lado de los operadores logísticos, con sus propios sistemas (ERP, TMS, CRM), como del lado del transportista, que también tienen que usar la plataforma propia de cada cliente para subir la documentación, nos encontramos ante una tesitura de múltiples plataformas que hacen todavía más ineficientes los procedimientos.

A pesar de ello, la buena noticia es que todo inconveniente constituye una oportunidad de mejora y, en este caso, se presenta la oportunidad de trabajar en el fortalecimiento del vínculo entre logísticos y transportistas, el modo en que se relacionan que comentábamos al principio, construyendo relaciones en las que ambas partes obtengan un beneficio.

Un reto ante el cual la tecnología jugará un papel decisivo a la hora de aportar soluciones, no en vano, amén del respaldo de la Administración y la estandarización de procesos, es necesario crear un transporte hiperconectado  que ponga fin a la duplicidad de información y a la multiplicidad de plataformas. Un transporte, en consecuencia, más eficiente.

Difícilmente una sola plataforma pueda cubrir  todas las necesidades. De ahí que, a corto plazo, la solución más óptima pase por integrar la homologación en los ERP a través de la interconexión entre plataformas.

4 Comentarios

  1. Muy interesante su análisis; yo resaltaría la problemática de la multiplicidad de plataformas y otra que Vd. no ha dicho: ¿ por qué tiene que soportar el transportista el coste por la utilización de dichas plataformas?

    Lo que necesitamos los transportistas es integración y unificación de criterios para evitar el despilfarro en recursos que tenemos que emplear.

  2. Buenas tardes, gran artículo. Y sin embargo, la inteligencia artificial sobrevivió completamente a los conductores de las carreteras no pronto. Mucho más rápido en el basurero de la historia enviará transporte público en el combustible clásico. Ya para 2030 en España no habrá un solo autobús regular «gasolina». Después de 7-8 años, el gobierno español tiene la intención de abandonar la compra de autobuses y cambiar gradualmente a los autobuses eléctricos. El transporte público de energía eléctrica comenzará a comprarse gradualmente a partir de este año, para 2020 se planea comprar 900 máquinas de este tipo. Y después de otros 10 años, la flota de autobuses de la capital debería volverse completamente eléctrica. Los ciudadanos verán los primeros autobuses eléctricos en septiembre.

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