¿Qué podemos hacer ante la falta de conductores en el transporte de mercancías por carretera?

No es algo nuevo, hace muchos años que el transporte de mercancías se ve afectado por la escasez de conductores. Sin embargo, los recientes acontecimientos en el panorama mundial, el ‘Brexit’ y, especialmente, la pandemia por la COVID-19, han acentuado la preocupación por este problema en el sector.

Tanto es así que la Organización Internacional del Transporte (IRU) ha revelado en un informe reciente que solo durante 2020, la oferta de conductores de camiones se redujo tres cuartas partes en Europa, pasando del 24% al 7%. Unas cifras que se producen en un momento crítico en el que se ha incrementado de modo considerable la demanda

Se estima que el déficit de chóferes en Europa está por encima de los 400.000, una cifra importante que podría seguir aumentando teniendo en cuenta la edad media de los que están en activo, por encima de los 50, y la tasa de abandono de la actividad de autónomos.

Con la campaña de Black Friday y la proximidad de la Navidad, además de la ya consolidada reactivación del e-commerce, la situación además ha derivado en una subida de los precios del transporte, algo que hace tiempo que viene sucediendo y que, en el tercer trimestre de 2021, se ha situado en su máximo histórico. 

Una situación de la que Reino Unido ya sufre sus consecuencias  

Lo más alarmante es que este déficit de capacidad en el transporte de mercancías por carretera se ha convertido en algo habitual. El ‘Brexit’ está afectando de manera más acuciante al otro lado del Canal de la Mancha. Si en el continente había problemas, qué decir de un mercado en el que, debido a su salida de Europa, la reducción del número de ciudadanos que conducen vehículos pesados ha caído de 42.000 a 28.000 en apenas unos meses. 

Los estantes vacíos en supermercados del Reino Unido son cada vez más frecuentes, siendo este el país más perjudicado por la falta de conductores. Tanto es así que el gobierno británico está recurriendo a militares para que se encargue del transporte y garantizar el abastecimiento de determinados productos. 

Escasez de chóferes en todos los mercados 

Como apuntábamos al principio, esta problemática no es exclusiva de Reino Unido. Según el documento del IRU, la escasez de conductores en España podría alcanzar el 10,2% en 2021, frente al 7% del 2020. En Francia hacen falta entre 40.000 y 50.000 conductores y en Alemania se dispara hasta los 65.000. Si nos vamos a una superpotencia como Estados Unidos, la situación es similar. Allí, según reveló la Asociación Estadounidense de Camiones (ATA), a la industria del transporte le faltan 80.000 conductores, un aumento del 30% desde antes de la pandemia, cuando la industria ya se enfrentaba a una escasez 61.500 chóferes.

¿Por qué faltan conductores? 

Para indagar en los orígenes del problema, volvemos de nuevo al informe del IRU. El dato más relevante es que solo el 7% de los transportistas son menores de 25 años. La edad media se sitúa por encima de los cincuenta años y solo uno de cada cuatro conductores está por debajo de esa franja.  

Sin embargo, la principal causa de este descenso la encontramos en la falta de formación, ya que se requieren determinados requisitos para conducir un camión que no todo el mundo desea o puede adquirir. A ello se le une la cada vez menor vocación hacia esta profesión y el desprestigio social, hecho que no la hace atractiva para los más jóvenes. Ser camionero implica sacrificar muchas cosas como la vida social o familiar, el ocio, pasar largas temporadas fuera de casa, etc. Tampoco debemos olvidar las condiciones laborales a las que está sometido el sector, con unos salarios bajos, la inseguridad en ruta y viejas reivindicaciones todavía sin resolver como la prohibición de que la carga y la descarga la realice el conductor del vehículo en cargas completas. 

¿Qué podemos hacer para resolver la falta de conductores? 

La solución pasaría por atender a estas demandas. En el caso de la formación, se estima necesaria la inclusión de educación profesional específica, que facilitaría la llegada de nuevos estudiantes y, por ende, profesionales.  

Además, habría que actuar con mejoras en de las condiciones laborales, la adecuación de las zonas de descanso, más prevención ante los robos, ayudas en caso de subidas del gasóleo o la luz y, por supuesto, una mejora salarial. 

Asuntos que no pueden resolverse a corto plazo, pero que sí hay que poner en la agenda para un futuro cercano, de manera que el sector siga avanzando en la dirección correcta. 

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